domingo, 19 de abril de 2009

LOCURA


Cuando él se marchó,
quedó suspendida en el aire
su presencia.
Ella cerró puertas y ventanas
para atrapar su esencia.
Posó sus manos
en las lunas blancas que cubrían
sus cuerpos.
Se abrazó a la almohada
en la que tantas veces
descansó su cabeza divina.
Enloquecida lloró
hasta caer rendida.
Ya no es ella,
perdió la razón,
su mente voló,
hacia la locura.

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