Sí,
me sorprendiste.
Sin conocerte
te instalaste libremente.
Ocupaste sin permiso
todos los rincones.
No estaba en mi mente
claudicar tan pronto.
Y...
clavaste bandera
en mi soledad.
Entraste arremetiendo
en la oquedad de mis versos.
Sí, sí, lo ocupaste todo.
Ya no queda nada mas que la condena
me sorprendiste.
Sin conocerte
te instalaste libremente.
Ocupaste sin permiso
todos los rincones.
No estaba en mi mente
claudicar tan pronto.
Y...
clavaste bandera
en mi soledad.
Entraste arremetiendo
en la oquedad de mis versos.
Sí, sí, lo ocupaste todo.
Ya no queda nada mas que la condena
de amarte para siempre
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