sábado, 30 de mayo de 2009

MI VOLUNTAD



Ay !, ¡ ay !, no, no, hijos mios, el día que me muera
no permitáis que a mi cuerpo lo coman los gusanos,
¡ qué me cremen, qué me cremen !.
Pero antes que me saquen los órganos que necesiten
para reparar a otro ser humano, que miren bien, que se
queden con lo que haga falta, hasta con las pestañas si
es necesario.
Que me quiten los ojos para que un poeta enamorado
pueda percibir el color del amor, y plasmar aún con más
énfasis en el verso la pasión que le surge y que le urge.
Después, sí, que me quemen, que pongan mis cenizas en
una bolsita de tela, para que poco a poco me diluya , y
cuando tengáis tiempo me echéis al mar, lejos, lejos.