jueves, 14 de mayo de 2009

QUIMERAS DEL PASADO


Me acostumbré a susurrarle al oído
de las sombras imaginadas todos los infinitos soñados.
Te quedaste sin salir de la nada
quebrando temblores sin razón.
Me acostumbré a encerrarte en todos mis sueños
para sentir tu latir.
Tanto te envolví en ellos que deliraba en silencio
deseando tu aliento cruzando el mío.
Me rendí ante la evidencia
de que eras la luz de mi universo.
De que sin ella perdería la vereda
para alcanzar el cielo contigo.

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